Por Nahuel Merino
La cumbia es un movimiento musical muy heterogéneo, con muchas variantes a través de los países y regiones. Para los porteños, que siempre miraron con malos ojos esta música, hay un nuevo tipo de cumbia, que suena en los bares más top de Palermo Soho. Se trata de la cumbia experimental, que se encarga de mezclar todo tipo de cumbias, remixarlas o mezclarla con reggae, hip hop y otros estilos.
El pionero de este movimiento fue el holandés Dick, El Demasiado, y uno de los primeros dj´s que lo acompañó fue Javier Sonido Martínez, que desde hace seis años se dedica de lleno a éste nuevo movimiento. Los dos juntos crearon el Festicumex –Festival de Cumbia Experimental-, un fenómeno que copó fuerte en Buenos Aires.
Javier Martínez me recibe en su departamento en Congreso, y lo primero que hacemos es ir a los chinos de la esquina a comprar yerba y gaseosa, enseguida volvemos al departamento para comenzar con la entrevista.
"El año pasado empecé por primera vez a viajar, estuve bastante tiempo afuera" comenta Javier rodeado de cajas con vinilos y de libros en holandés y otros idiomas.
-¿Te fue bien?
-Si, estuve dos meses por Francia y ahora hace poco tres semanas por estados Unidos haciendo un programa de radio con DJ Rupture, y dos meses por Bolivia a principio de año.
-Uno se imagina que en América latina puede llegar a prender esta idea, ¿pero con qué cara te miran los franceses cuando vas y te ponés a tocar?
-Y… hay situaciones diferentes, depende el contexto. Me tocó estar con gente que es curiosa y abierta, y se presta a escuchar cosas que habitualmente no escucha y está todo bien, pero hay otros a quienes les choca mucho y la rechazan. Es parte del desafío hacer que les llegue-.
-¿Cómo fue que creaste con Dick el Festicumex?
-Lo arrancamos en Buenos Aires en el 2003, en octubre, lo adaptamos al contexto de la ciudad y lo ambientamos como una procesión religiosa en homenaje al Padre Teresa. (En la pared hay colgado una pintura de aquel festival en el que se presencia la muerte del Mártir cumbiero en un accidente de automovilístico)
-¿Y lograron tener éxito, prendió la idea?
Mirá, lo hicimos en el Hotel Bauen y llegamos juntar 1100 personas.
Zizek, la cueva de la nueva cumbia
Luego de festivales realizados en Córdoba, Buenos Aires y Holanda, decidieron darle una forma más concreta al espacio de la cumbia experimental y ahí nació Zizek, una fiesta que se realiza todos los miércoles en Niceto Club, en pleno barrio de San Telmo y que retoma todo los proyectos que se hacía en Festicumex.
“El primer intento que hice fue la fiesta La Sonidera, hace tres años y era demasiado jugado, mezclaba cumbia y dance y la gente no entendía nada, no estaba preparada todavía”.
Luego llegaría la fiesta Zizek, que se realiza en Niceto Club, en Palermo Soho. Así fue que con el tiempo, la fiesta se fue haciendo fuerte y cada miércoles en Niceto es un clásico ir a escuchar cumbias experimentales o hip hop.
El lugar es una mezcla de turistas con ropas extravagantes, gente sentada en las mesas o bailando y con tragos en las manos, pero la aceptación es general, algo que tiempo atrás hubiera sido inimaginable. “En América Latina, en Colombia, lo q tocas en Zizek es un clásico, es como la música de sus abuelos, acá esa música es desconocida, se escucha mucha cumbia nacional, nomás, yo creo que la idea es volver a las raíces de la cumbia y de las regiones”.
-En una entrevista dijiste que en los primeros tiempos, el dueño de un lugar donde fuiste a tocar, te trajo una computadora y te dijo “está todo bien, pero acá quieren que toques New Order” (risas)… ¿no te dio ganas de decir “esto no es lo mío” y largar todo?
(risas)… -Sí, anécdotas así te sorprenden, te da ganas de salir con otra cosa, pero todo lo nuevo choca al principio.
Pero ahora que ya no te ocurre eso y empieza a haber un circuito para que suene este movimiento, ¿no tenés miedo que se estandarice y se apunte más a la cantidad de gente y no a la calidad del sonido?
-No, creo que no me molestaría realmente que se popularice, creo que es como todo, hay un momento en que deja el undergound y se abren muchas puertas comerciales, pero todavía esta como algo underground.
“Lo que los porteños no quieren ver”
En el Mágico Boliviano, en el barrio de Liniers la alegría desborda, la cumbia villera suena de fondo y la gente con lentes de sol y camperas deportivas bailan, aplauden, se besan, chamuyan.
En un rato va a tocar una banda de cumbia boliviana, la gente no conoce a Sonido Martínez, no lo ubica. Este es el escenario que según Javier “los porteños no quieren ver, por que les hace acordar lo que ellos quieren obviar, lo que ellos crearon o lo que tienen miedo de ser”.
Los que marginan ésta música, para Martínez son “sólo los porteños de ciertos barrios, que viven en su burbuja, pero la cumbia esta bien presente en todos lados, no hay un argentino que no la escuche”, y agrega que “a la cumbia villera puntualmente acá la discriminaron y de afuera, especialmente en México, es tomada como algo muy bien logrado, para mí fue lo mejor que le pasó a la música tropical en Argentina”.
La cumbia es un movimiento que tiene sus orígenes antes de que Elvis Presley comenzara a menear su pelvis y a cantar el Rock de la cárcel. En toda es furor, los programas que la transmiten son uno de los más vistos los sábados y sin embargo la música tropical todavía es rechazada, o mal vista por ciertos músicos, aunque algunos ya la empezaron a utilizar en sus repertorios. “La gente cayó en que ya no somos la pequeña Europa”, sentencia Javier.
Las fronteras cada vez se achican más y la cumbia ya empezó a acaparar y meterse dentro del rock, que cada vez más híbrido, dejó de criticar la poesía de la música tropical para empezar a usar sus sonidos. Pasa que los dos estilos, se reinventan a si mismos.
La cumbia es un movimiento musical muy heterogéneo, con muchas variantes a través de los países y regiones. Para los porteños, que siempre miraron con malos ojos esta música, hay un nuevo tipo de cumbia, que suena en los bares más top de Palermo Soho. Se trata de la cumbia experimental, que se encarga de mezclar todo tipo de cumbias, remixarlas o mezclarla con reggae, hip hop y otros estilos.
El pionero de este movimiento fue el holandés Dick, El Demasiado, y uno de los primeros dj´s que lo acompañó fue Javier Sonido Martínez, que desde hace seis años se dedica de lleno a éste nuevo movimiento. Los dos juntos crearon el Festicumex –Festival de Cumbia Experimental-, un fenómeno que copó fuerte en Buenos Aires.
Javier Martínez me recibe en su departamento en Congreso, y lo primero que hacemos es ir a los chinos de la esquina a comprar yerba y gaseosa, enseguida volvemos al departamento para comenzar con la entrevista.
"El año pasado empecé por primera vez a viajar, estuve bastante tiempo afuera" comenta Javier rodeado de cajas con vinilos y de libros en holandés y otros idiomas.
-¿Te fue bien?
-Si, estuve dos meses por Francia y ahora hace poco tres semanas por estados Unidos haciendo un programa de radio con DJ Rupture, y dos meses por Bolivia a principio de año.
-Uno se imagina que en América latina puede llegar a prender esta idea, ¿pero con qué cara te miran los franceses cuando vas y te ponés a tocar?
-Y… hay situaciones diferentes, depende el contexto. Me tocó estar con gente que es curiosa y abierta, y se presta a escuchar cosas que habitualmente no escucha y está todo bien, pero hay otros a quienes les choca mucho y la rechazan. Es parte del desafío hacer que les llegue-.
-¿Cómo fue que creaste con Dick el Festicumex?
-Lo arrancamos en Buenos Aires en el 2003, en octubre, lo adaptamos al contexto de la ciudad y lo ambientamos como una procesión religiosa en homenaje al Padre Teresa. (En la pared hay colgado una pintura de aquel festival en el que se presencia la muerte del Mártir cumbiero en un accidente de automovilístico)
-¿Y lograron tener éxito, prendió la idea?
Mirá, lo hicimos en el Hotel Bauen y llegamos juntar 1100 personas.
Zizek, la cueva de la nueva cumbia
Luego de festivales realizados en Córdoba, Buenos Aires y Holanda, decidieron darle una forma más concreta al espacio de la cumbia experimental y ahí nació Zizek, una fiesta que se realiza todos los miércoles en Niceto Club, en pleno barrio de San Telmo y que retoma todo los proyectos que se hacía en Festicumex.
“El primer intento que hice fue la fiesta La Sonidera, hace tres años y era demasiado jugado, mezclaba cumbia y dance y la gente no entendía nada, no estaba preparada todavía”.
Luego llegaría la fiesta Zizek, que se realiza en Niceto Club, en Palermo Soho. Así fue que con el tiempo, la fiesta se fue haciendo fuerte y cada miércoles en Niceto es un clásico ir a escuchar cumbias experimentales o hip hop.
El lugar es una mezcla de turistas con ropas extravagantes, gente sentada en las mesas o bailando y con tragos en las manos, pero la aceptación es general, algo que tiempo atrás hubiera sido inimaginable. “En América Latina, en Colombia, lo q tocas en Zizek es un clásico, es como la música de sus abuelos, acá esa música es desconocida, se escucha mucha cumbia nacional, nomás, yo creo que la idea es volver a las raíces de la cumbia y de las regiones”.
-En una entrevista dijiste que en los primeros tiempos, el dueño de un lugar donde fuiste a tocar, te trajo una computadora y te dijo “está todo bien, pero acá quieren que toques New Order” (risas)… ¿no te dio ganas de decir “esto no es lo mío” y largar todo?
(risas)… -Sí, anécdotas así te sorprenden, te da ganas de salir con otra cosa, pero todo lo nuevo choca al principio.
Pero ahora que ya no te ocurre eso y empieza a haber un circuito para que suene este movimiento, ¿no tenés miedo que se estandarice y se apunte más a la cantidad de gente y no a la calidad del sonido?
-No, creo que no me molestaría realmente que se popularice, creo que es como todo, hay un momento en que deja el undergound y se abren muchas puertas comerciales, pero todavía esta como algo underground.
“Lo que los porteños no quieren ver”
En el Mágico Boliviano, en el barrio de Liniers la alegría desborda, la cumbia villera suena de fondo y la gente con lentes de sol y camperas deportivas bailan, aplauden, se besan, chamuyan.
En un rato va a tocar una banda de cumbia boliviana, la gente no conoce a Sonido Martínez, no lo ubica. Este es el escenario que según Javier “los porteños no quieren ver, por que les hace acordar lo que ellos quieren obviar, lo que ellos crearon o lo que tienen miedo de ser”.
Los que marginan ésta música, para Martínez son “sólo los porteños de ciertos barrios, que viven en su burbuja, pero la cumbia esta bien presente en todos lados, no hay un argentino que no la escuche”, y agrega que “a la cumbia villera puntualmente acá la discriminaron y de afuera, especialmente en México, es tomada como algo muy bien logrado, para mí fue lo mejor que le pasó a la música tropical en Argentina”.
La cumbia es un movimiento que tiene sus orígenes antes de que Elvis Presley comenzara a menear su pelvis y a cantar el Rock de la cárcel. En toda es furor, los programas que la transmiten son uno de los más vistos los sábados y sin embargo la música tropical todavía es rechazada, o mal vista por ciertos músicos, aunque algunos ya la empezaron a utilizar en sus repertorios. “La gente cayó en que ya no somos la pequeña Europa”, sentencia Javier.
Las fronteras cada vez se achican más y la cumbia ya empezó a acaparar y meterse dentro del rock, que cada vez más híbrido, dejó de criticar la poesía de la música tropical para empezar a usar sus sonidos. Pasa que los dos estilos, se reinventan a si mismos.
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